
Los desplazados son rechazados en todas partes. Es una realidad en Colombia, en España y en Dubái. ¿Pero es ético pedir a una migrante que deje de reproducirse sólo por ser pobre?
La filósofa española Adela Cortina explicó el desprecio a los desposeídos de manera magistral: “No molesta el extranjero por el hecho de serlo. Molesta, eso sí, que sean pobres, que vengan a complicar la vida a los que, mal que bien, nos vamos defendiendo, que no traigan al parecer recursos, sino problemas”.
Cortina no sólo detalló el rechazo que los desamparados generan en las sociedades receptoras sino que dio un paso más allá al crear la palabra aporofobia, que fue adoptada como un neologismo válido por la Real Academia Española y elegida como palabra del año por la Fundación del Español Urgente Fundéu BBVA en 2017.
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